Me he pasado semanas,meses,años viviendo con el reloj desajustado, con una chistera acoplada ,llegando siempre o demasiado pronto o irremediable tarde . Corriendo, con las prisas enganchadas a la espalda, mutando de pieles ajenas dejando la mía olvidada en un cajón . Perdida en laberintos en los que las puertas se cerraban en las narices , sin opción a réplica, sin poder alzar la voz.
Semanas,meses,años con el corazón desicronizado y el alma mareada de tanto divagar. Sin tregua,sin descanso,sin una gota de agua que sacie la sed que da las largas carreras que te dejan sin resuello .
Y ahora, después de haber besado el polvo del camino al caer, después de partirme en cuatro cuando los recuerdos se hacían insoportables, después de aceptar que ,a veces,sólo a veces, las cosas no salen como uno esperaba, después de llorar lo inllorable...después de todo eso, mi reloj se ha ajustado, de un manotazo me he desecho de la incómoda chistera y he dejado de correr.
Las carcajadas de mi persona favorita me han recordado lo bien que se esta fuera del laberinto,sin puertas que abrir o cerrar, viviendo en una única piel, la mía. Carcajadas que han sincronizado el tempo de un corazón sanado , carcajadas que le han dado un respiro al alma, carcajadas que saben a agua fresca y a descanso.
Pasado el momento, intentando arreglar el estropicio para minimizar la bronca que nos íbamos a llevar por llenarlo todo de agua, al mirar los ojos de mi pequeño gran hombre dándole las gracias por ser parte de mi felicidad , me he despojado de todos los relojes y me he propuesto que ,a destiempo , sólo me tomare el café.