martes, 9 de diciembre de 2014

En aras de la comunicación.

En plena era digital,donde podemos acceder a cualquier información en un sólo click y compartimos experiencias con el mundo mundial prácticamente antes de vivirlas resulta cuánto menos paradójico que hayamos perdido el poder de la comunicación. Hablamos,hablamos mucho,explicamos ,a quién nos quiera escuchar, momentos, anécdotas,hechos, pero cuando se trata de sentimientos abortamos las palabras y damos paso al silencio.

Este largo fin de semana un grupo de cuarenteños , mientras aplacábamos el frío montañés a base de vino y risas ,teorizábamos sobre este fenómeno que parece haberse puesto tan de moda ,preguntándonos como en un mundo regido por un fino hilo de vidrio llamado fibra óptica que une a humanos a miles de kilómetros de distancia no somos capaces de comunicarnos con quién está a nuestro lado. Mi " antes rubia,ahora castaña clara" preferida, tras su tercera o cuarta copa de vino sentencio : cobardía , eso es de cobardes. A lo que una misma ,con ese poder de mimétizacion que dios me ha dado, apostille : y de muy mala educación ( ya, se que puede parecer que mezclo churras con merinas pero para una fiel defensora de la buena educación , en la comunicación son básicos los buenos modales). Y así, sin más ,pasamos a discutir sobre la posible independencia de Cuenca.

Horas más tarde,en una cama prenordico, bajo el peso de cuatro mantas me embargó una terrible tristeza. En qué momento nos convertimos en analfabetos emocionales? Tanto pesan los arañazos del pasado que no dejan que la balanza se incline por las cosas buenas que nos llegan? Tiene razón mi "antes rubia,ahora castaña clara" preferida y todo se reduce a simple cobardía y mala educación? 

La comunicación es la espina dorsal de las relaciones,con ella sabemos el terreno que pisamos, a donde vamos y de donde venimos, si el camino lo hacemos solos o acompañados. Sin ella no dejamos de ser ciegos dando palos a fantasmas que ni tan siquiera existen. Yo, ferviente fan de las palabras,creo incondicionalmente en la comunicación , en la expresión de sentimientos..... Y sobretodo y ante todo ,creo en la valentía de construir utilizando esas palabras, en la buena educación que proporciona la expresión de esos sentimientos.

jueves, 4 de diciembre de 2014

Siempre nos quedara París .

Hoy mientras me desayunaba las primeras noticias del día me he llevado un disgusto de esos que te cortan la leche del café.

Resulta que las fans incondicionales de la iconica serie Sex and the City nos vamos a quedar con las ganas de ver un tercer reducto en forma de película. El motivo por el que ya no volveremos a deleitarnos con los modelitos de Carrie es ,básicamente ,que Mr. Big se niega a estirar más su particular hilo rojo con la musa de Blanick, que ya anda cansado de tanto ir y venir,que seis años de dsencuentros no hay cuerpo que lo soporte y que,por que no decirlo, le va estupendamente como gobernador en The good wife.

Yo entiendo al analfabeto emocional neoyorquino , entiendo la desidia de reconstruirse cada cierto tiempo, entiendo que llega a ser cansado remendar jirones ,costurones nada estéticos que dejan el alma para el arrastre. 

Mientras escribo reviso los últimos episodios de la serie, me doy cuenta que lo que realmente no entiendo es como dos humanos que se encuentran,se miran y ,por fin ,se ven, no son capaces de gestionar el privilegio de ser feliz. Porque lo complicado es entender que quieres,que amas, que de repente hay un precipicio que saltar a dos, pero cuando el umbral del miedo no llega ni a los tobillos todo, absolutamente todo ,debería ser sencillo.

Ser y estar,simplemente eso. Porque lo peor ya ha pasado,la angustia de no saber,la incertidumbre del quizás no, el desasosiego del silencio ya no está...ya no hay marcha atrás. Por eso debería ser sencillo,porque si la vida es una especie de psicópata que se empeña en perseguirnos,el ser y estar le ponen órdenes de alejamiento, porque si llueve y la mañana amanece desapacible, ellos aparecen con el paraguas de lunares rojos. Tal cual, ser y estar....sin más, y evidentemente,sin menos.

En el último capítulo de Sex and the City, Mr. Big ,después de mil y una huidas hacia delante , de ver que todo es más simple que lo que nos cuentan las películas, que es más fácil sentir que sufrir, que ya está, que es ella y sólo ella, va a buscar a Carrie a París ( no podía haber otro escenario,evidentemente) y allí , entre el frío y la nieve le pide que vuelva a casa, a él, a ellos.

París y una historia de amor, ese debería de haber sido el final de Carrie y Mr. Big, de dos personas que un día se miraron y se vieron. Sin bodas fallidas ni viajes agridulces, un the end contundente ,especial, sin fisuras.

Entiendo a Mr. Big, entiendo su decisión a no seguir mareando la perdiz...porque yo,como el, siempre ,a falta de ser y estar, me quedo con París.