martes, 26 de agosto de 2014

I have a dream...

"Tengo un sueño", así encabezaba Martin Luther King su discurso en el monumento Lincoln durante la marcha en Washington por los derechos de la libertad.
Un sueño grande, ambicioso y en aquellos momentos, seguramente, casi inalcanzable.

Los simples humanos que bastante tenemos con vivir el día a día con más gloria que pena también tenemos sueños. Y digo sueños en plural, sueños sencillos y en muchos casos cotidianos que nos mantienen alerta y hambrientos de crecimiento.

Hace unos días acaricie un sueño largamente esperado. Durante años soñé como me sentiría  al enfundarme un traje de neopreno y bajar a las profundidades del mar cual sirenita. 

En poco más de unos minutos, mientras una bandada de peces nadaba a mi alrededor y yo dejaba que mi respiración se acostumbrará a la goma que tenía encastrada en mi boca , me di cuenta que la grandeza de cumplir un sueño no se basa en vivirlo sino en con quien lo vives. Ese hecho simple y básico hace que la experiencia vivida no se parezca en nada a como tu la habías soñado. 

Aguantar el nerviosismo de los días previos, la mirada de felicidad reflejada en el otro rostro, la mano que te tranquiliza... Esa es la verdadera magia de cumplir un sueño, el poder compartirlo.

Quiero pensar que el gran Luther King , mientras soñaba que un día , no muy lejano, el color de la piel no determinaría el futuro de las personas , también tendría quien le aguantará los nervios, reflejara felicidad en su rostro y le tendiera una mano tranquilizadora.

Lo que sí me quedo claro en el poco más de un minuto que estuve debajo del mar es que mis sueños , ya sean enormes como la libertad o pequeños como sumergirme en el mar , los quiero  compartir con las personas que hacen que cada día sea feliz, básicamente porque sin ellos los sueños no tendrían sentido.

Gracias MPF.


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