Hace un par de noches nuestros pasos nos llevaron a una tasca del Gótico . El local era de una belleza surrealista; convivían botellas de sidra con un peluche vestido con los colores del Sant Patrick Day, un radiocasete ochentero bramando " hola mi amor" se arrejuntaba a un móvil pre smartphone y como broche final un camarero de edad indefinida, palillo de diente en oreja y una gracia que sólo sí regentas una tasca en pleno Gótico puedes permitirte.
Fue amor a primera vista, sólo poner un pie en ese suelo de tarima curtida a culos de sidra y colillas supe que me había enamorado de ese lugar . Mire fijamente a mi persona favorita buscando en sus ojos la misma fascinación que yo había sentido a lo que el contesto con una sonora carcajada...el conocía la tasca y me conoce a mi, simplemente jugo a Celestino ,concediendome ,como sólo el sabe hacer, el capricho de sentirme especial.
Las horas discurrieron entre sidras mal tiradas y tapas de chorizo y queso, chupitos de leche de pantera y canela y ,como no podía ser de otra manera ,divagaciones que acabaron en toda una declaración de intenciones.
Mientras la tormenta de una noche de agosto limpiaba el aire denso de la ciudad nos dimos cuenta que ,aunque el espejo, las obligaciones diarias, las agendas cuadradas, la educación de vástagos propios y ajenos, los números rojos de final de mes o las canas que se empeñan en recordarnos la edad, en algún recodo de nuestro corazón sobrevive ese adolescente que se entusiasmaba perdiendose entre calles de barrios antiguos , enamorándose de tascas de belleza surrealistas, viviendo la vida desde la risa, desde la sorpresa, desde la ingenuidad. Y porque ese adolescente inocente y entusiasta nos había proporcionado los mejores momentos que conserva nuestra memoria, merecía darle un lugar privilegiado en nuestras vidas.
Y así , entre divagaciones y alcohol , dejamos de sentirnos culpables por querer comernos la vida a bocados, desterrando de un puntapié los convencionalismos y rutinas varias, asumiendo con una gran sonrisa nuestra condición de adolescentes maduros . Simplemente vivir desde la coherencia de saber quien eres , de que eres feliz siéndolo y lo más importante , que quien te acompaña de la mano se siente profundamente orgulloso de perderse contigo.
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