Todos tenemos nuestro lugar en la cama,lugar que escogemos incoscientemente, por intereses diversos; cercania con la ventana, con la puerta, con la diagonal que marca el feng-shui para que la energia positiva fluya, con el enchufe por miedo a romper el particular cordon umbilical del movil...o simplemente porque ,en algun momento, alguien decidio por ti.
El caso es que ,cuando dos humanos deciden compartir algo mas que cena y cine ,conversacion y vino, la eleccion del lado de la cama es lo menos importante. Si es en tu casa se da por supuesto que la antiguedad en ese espacio es un grado y si es en la del contrario solo queda quedarse quietecita y esperar que te inviten a ocupar el lugar asignado.Lo realmente complicado es hacer encajar dos cuerpos con sus extremidades, sus torsos y demas partes vitales, acomodarlos y ser capaces de dormir.
Si tomamos como referencia las pelis yanquis de genero melodramatico ,cuando durmieramos a dos ,el/ella ( que cansado es esto de la igualdad lingüistica) deberia pasar su brazo por tu hombro y tu acomodar la cabeza en su pecho mientras notas que dicho brazo ( el de el/ella se entiende) te acaricia la espalda. Y una vez conseguido el puzzle llegar a dormir, descansar,soñar. Y es entonces, en ese momento preciso en el que yo me pregunto: alguien ha sido capaz de soportar esta postura mas de diez minutos sin sentir calambres en el brazo, entaponamiento de oido debido al tener encajado el corazon en la oreja o cosquillas en la espalda?
Tenemos la erronea concepcion que el dormir abrazados fortalece los lazos amorosos entre dos personas, reafirma los sentimientos y da un final romantico a un buen combate,cuando lo unico que produce es dolores corporales, falta de descanso y una mala leche inaguantable al dia siguiente.
Hace unos años me enseñaron que con el leve roce de un pie era suficiente para sentir que el otro estaba alli, que no se habia movido y que ,desde su lado de la cama, con ese simple gesto velaba por mi descanso. El contacto de un pie calido y suave que me trasportaba, sin necesidad de malas posturas ni situaciones sentimentaloides, a un dulce sueño reparador.
Me gusta mi lado de la cama, de cara a la puerta, con mi libro de cabecera y una luz lila que embellece la oscuridad de mi habitacion...me gusta dormir abrazada a mi almohada, alta y blanda con el peso de la manta hecha a mano sobre mi cuerpo sin mas contacto ajeno que el suave roce de un pie.
No hay comentarios:
Publicar un comentario