Algo así pasa con la incoherencia y los principios, la primera no gusta y la segunda es digna de admiración . En mi proceso de crecimiento ( que ya me va tocando) me he dado cuenta que yo soy la incoherencia personificada... La banda sonor de mi vida está escrita por Sabina pero me pone muchísimo Nevermind de Nirvana y cuando mi "yo" interno se vuelve demasiado intenso una buena dosis de superficialidad de las Nancys Rubias me devuelve la sonrisa de golpe. No conecto con los animales pero no podría vivir sin el gato negro y gordo que duerme cada noche a los pies de mi cama... Nunca he desarrollado el instinto maternal pero mi compañero de vida es , sin lugar a dudas, lo mejor que he hecho en la vida.
Por estos motivos y por mil más defiendo a capa y espada la incoherencia, porque es síntoma de desarrollo , de cambio, de ensayo y error. Porque maduramos a hostias, esas mismas hostias que nos hacen reflexionar y decir Diego donde antes dijimos Digo.
Incoherencias que hacen que nuestros principios se tambaleen y se cuestionen, que nos hagan preguntarnos si estamos en lo cierto o andamos herrados.... Incoherencias , al fin y al cabo, que nos hacen ser personas. Y los principios ... Pues como diría el gran filósofo Groucho Marx : si no le gustan estos, no se preocupe, tengo más .
No hay comentarios:
Publicar un comentario